En cierto momento ves la oportunidad, el error en su estrategia, mides bien la distancia pues, como experto cazador que eres, sabes que posiblemente sólo habrá una ocasión para cazar. Cualquier error te llevará al fracaso y a una nueva espera, quizás ya infinita. Es ahora o nunca. Te situas en posición, desenfundas y empuñas tu arma, ese arma que llevan siglos empuñando otros antes que tu. Te lanzas, decididamente, sin dudas en tu interior, esa presa es tuya y sólo tuya....
Y lo consigues, la presa ha sido capturada, es para lo que estaba destinada. Si tenías la enorme fortuna de estar acompañado sentirás la satisfacción del reconocimiento por tu buen hacer. En tu interior puede quedar esa sensación de la que hablaba el gran Lemmy, "The chase is better than the catch". Sólo es un momento, sabes que has cumplido con tu cometido, tu también naciste para cazar al igual que la presa nació para ser cazada. Cada uno tiene una función en la vida. Así lleva siendo desde que el hombre es hombre.
Ya sólo te resta limpiar bien la pared para no dejar restos de sangre, recoger la zapatilla, apagar la luz y seguir durmiendo, el puto mosquito ya es historia.
